sábado, 27 de octubre de 2007

Silencio

Silencio. Sólo me dejaste un silencio que sonaba a interrogante. Más bién a pregunta retórica.

La habitación, bañada por la luz morada del atardecer calla esperando una respuesta a las múltiples preguntas que me hago, aun sabiendo que nadie las va a responder.

Al principio, lo único que destacaba en la habitación era el tic-tac del reloj. Ahora ya ni lo escucho. Sólo escucho este silencio atronador que casi me enloquece.

Ahora que el calendario se deshoja lentamente y sin remedio, ya no hay esperanza para la esperanza.

Silencio, ya no hay más que un silencio que lo hiela todo. Y yo me quedé sin abrigo...

miércoles, 24 de octubre de 2007

Alud.

Ahogo, miedo, desesperación. Son algunos de los síntomas de la ansiedad. Entonces quieres salir corriendo, pero algo te lo impide, y rompes a llorar, porque aquella bola de nieve insignificante, se ha convertido en un alud que te persigue ladera abajo. Y te alcanza.

Cuando estás debajo de la nieve sientes frío, impotencia, desesperación, y más tarde, rabia.

Pataleas, aporreas y haces todo lo posible por quitarte la nieve de encima. Pero eso a veces no es suficiente, es más, a veces sólo empeora las cosas.

Pero pasado un tiempo, pueden pasar dos cosas, o bien vienen en tu ayuda a quitar la nieve, o esperas a que la nieve se derrita.

Cuando por fin empiezas a notar el sol traspasando la nieve y acariciarte la piel, lo único que sientes es el aire entrando en tus pulmones, paz y alegría, sobre todo si al otro lado hay alguien tendiéndote la mano.

Gracias a todos aquellos que en su día me tendísteis vuestras manos.

Gracias a todos aquellos que confían en la calma tras la tormenta y resisten en la tormenta.

Un saludo.

P.D. Paranoias mías, tampoco me hagais mucho caso...

domingo, 21 de octubre de 2007

Tarde de chicas.

Muy buenas tardes!

Hoy no hay mucho que contar, salvo que mi madre y mi hermano me han regalado dos libros y una caja de bombones por mi santo y después hemos visto El método Grönholm. Os la recomiendo.

Pero ayer me lo pasé estupendamente. Tarde de chicas, para qué os voy a contar más.

A las 6 quedamos en El Tajo Británico, más comunmente conocido como El Corte Inglés a mirar unas cosillas y de allí fuimos a la tetería Kinyeti (ya os habré hablado de ella, seguro) y le dimos un repaso a todo lo habido y por haber, organizamos próximas citas y nos reímos un montón. Creo que acabé con las lágrimas saltadas en algún momento.

De la tetería fuimos a un centro comercial a comprar unas cosillas. Una de las tiendas a la que entramos fue Claire's. Nada más entrar, una chica nos dio una cestita para ir colocando los complementos, y la verdad, no sirvió de mucho, porque con esos precios... aunque sí me llevé una diadema.

Cuando salimos de la tienda, casi en la otra punta del centro comercial, me doy cuenta de que... ¡Aún llevaba la cestita! Qué vergüenza... Pero me di la vuelta, coloqué disimuladamente la cestita en su sitio y aquí no ha pasado nada. Eso sí, el cachondeíto que se traen conmigo es fino :P

Y a partir de ahí no pasó nada mucho más interesante.

Un besote a todos!

jueves, 18 de octubre de 2007

Seguridad Aeropuertos

¡Hola a todos!

Sé que he estado perdidísima, pero no podía publicar, aún no sé por qué. Pero ahora que he vuelto, mientras aparecen las musas os dejo con un vídeo sobre el folleto de AENA.

Espero que os guste!

viernes, 5 de octubre de 2007

Tormenta

Me gustan las tormentas. Me gustan cuando es por la tarde, mejor si es en fin de semana, y estoy delante de la chimenea, a oscuras, tomando un chocolate calentito o un vino calentito con canela (os recuerdo que el vino, al estar caliente no tiene alcohol, para los mal pensados :P) y mi gato ronronenando en mis rodillas.

También me gustan si ya estoy metida en la cama, acurrucada debajo del edredón nórdico y no tengo más que relajarme y dejarme relajar por la nana de la lluvia.

Pero la tormenta del otro día era distinta: llegó sin avisar y estaba demasiado cerca de casa. Cuando caía un rayo, todo temblaba, y era imposible relajarse así.

Por un momento llegué a pensar que la repentina tormenta no era más que un presagio, un mal presagio. ¿Y si aquella tormemta me avisaba de lo que se me avecinaba? ¿Y si las cosas se me volvían a torcer? ¿Y si nunca voy a ser capaz de de encontrar algo de sosiego en mi ajetreada vida? Sí, ya sé que puede sonar absurdo, pero los que realmente me conocéis sabéis cómo ha sido mi vida en los últimos años y no sería raro que algo se torciera.

Entre la tormenta y el miedo, sin darme cuenta, me quedé dormida.

Un par de horas después me desperté sobresaltada al no escuchar ningún ruido. Ni truenos, lluvia, choces, personas o animales. Ni siquiera el viento. y lo único que puede pensar cuando terminé de comprender que me encontraba en mi habitación fue que detrás de la tormenta llega la calma. Y me tranquilicé; igual era ese el mensaje que me quería transmitir aquella sensación, que por mucho que pase, siempre vendrá la calma.

Al día siguiente, cuando me desperté, lucía un sol impresionante, una temperatura agradable y todo parecía ir de ruedas. Esperemos que todo siga así. Esperemos que detrás de cada tormenta, venga la calma.