Felicidad.

Hace frío y poco a poco abro los ojos antes de volver a la realidad.

Tras la ventana puedo ver cómo un aguacero moja todo lo que encuentra a su paso y limpia el aire.

Me giro para recuperar mi trozo de manta y te veo a mi lado, dormidito, entonces sé que eres lo primero que quiero ver cuando me despierte y lo último al acostarme. Tu cara refleja paz, tranquilidad, bienestar... me quedo mirándote un ratito, quiero retenerte así en mi memoria para cuando no estés a mi lado.

Me vuelvo a girar mientras me tapo con la manta y acomodo mi espalda contra tu pecho. Cierro los ojos para sentirte mejor y me doy cuenta de que la felicidad tiene nombre. Tu nombre.

Apenas unos segundos más tarde noto tu brazo rodeándome y tus labios en mi hombro dándome los buenos días.

La lluvia sigue golpeando los cristales, pero ahora, ya no le hacemos caso. El mundo entero puede parar que no le haremos caso.