domingo, 4 de noviembre de 2007

Atraco

La noche había sido movidita. Mucho baile, muchas risas, mucho desenfreno. Pero era hora de volver a casa.

Salí de la discoteca como pude, pisando y siendo pisada, evidentemente sin querer. Pero es lo que tienen estos sitios: poco sitio, mucha gente y una sola puerta.

Cuando salí de aquel habitáculo al que la gente llama discoteca, abrí la boca dejando que el aire fresco de la noche me llenase los pulmones.

Miré el reloj. Las cinco de la mañana. Tenía que llegar a casa cuanto antes o si no mañana no me levantaría nadie.

Eché un vistazo a la calle. No había apenas gente, sólo una pareja dándose el lote en una esquina y el portero de una discoteca fumándose un cigarrillo. Pero ni un triste taxi.

Resoplé sólo de imaginar que tenía que andar unos veinte minutos más con aquellos tacones y empecé a andar.

La ciudad, a aquellas horas parecía distinta. No había atascos, ruidos, gritos o música. Ahora podría disfrutar de la ciudad yo sola, sin pedir que por favor me dejen pasar, o yendo a paso de tortuga detrás de una abuelita. Podría hacer fotos sin que el flash de la cámara cegase a nadie, podría explorar la ciudad como si la hubiesen hecho para mí.

Casi sin darme cuenta había llegado a la calle principal de la ciudad, y me extrañó que no hubiese nadie, ni siquiera el portero de alguno de los hoteles.

Iba absorta en mis pensamientos, cuando de repente sentí una mano tapándome la boca y algo punzante en el costado derecho.

"Si emites algún sonido, o intentas escapar, te rajo" fue lo primero que dijo la persona dueña de las manos que me tenían sujeta.

De un rápido movimiento me cogió en brazos y me llevó hasta la bocacalle más cercana y con menos luz de la calle principal y una vez allí me soltó con brusquedad en el suelo.

Estaba asustada, muy asustada. En apenas unos segundos llegué a pensar que aquello no podía estar pasando y que iba a morir de la peor forma posible.

Pensé en gritar, pedir auxilio. A apenas unos metros de allí había una farmacia de guardia, seguro que alguien me escucharía. Pero recordé la amenaza que me dirigió mi agresor, así que permanecí callada.

Él se agachó a mi lado, y cuando lo tuve más de cerca, pude ver que tenía un pasamontañas. Se abrió la chaqueta, sacó un rollo de cinta adhesiva y me la puso sobre la boca. Después sacó de la parte trasera de su pantalón una navaja y la abrió muy lentamente delante de mí, como recreándose pensando en lo que me haría con ella.

Entonces pasó el filo de la navaja de forma muy suave por mi rostro y cuello, hasta casi llegar al esternón. Fue justo entonces cuando el móvil empezó a sonar al máximo volumen en mi bolso, lo cual asustó a mi agresor, que soltó el arma justo a mi lado.

No lo dudé y aprovechando la debilidad de mi agresor, cogí la navaja. Él se abalanzó sobre mí y le clavé la navaja en la pierna. Inmediatamente después corría hacia calle principal mientras me quitaba la mordaza y gritaba auxilio.

Me pareció que se encendían algunas luces de los edificios, pero no puedo jurarlo. Lo que sí que puedo jurar es que en ese instante noté cómo me agarraba por la chaqueta y caía al suelo, torciéndome el tobillo izquierdo. Esta vez también grité, pero de dolor.

Él se agachó para inmovilizarme, pues no dejaba de moverme para intentar levantarse y al mismo tiempo ponérselo mucho más dificil, fuese lo que fuese lo que quisiera hacer conmigo.

Aquí tengo una laguna mental, pero creo que en uno de mis movimientos histéricos, me quité el único zapato que me quedaba y le pegué con el tacón. Después, vi como el tacón le había hecho una herida en la sien. Ante tal escena me quedé conmocionada.

Unos segundos más tarde sonaba una sirena devoliéndome al mundo real. Miré el reloj: las 7'30. Hora de levantarse para ir a clase.

Suspiré tranquila, todo había sido sólo una pesadilla.

8 comentarios:

Unknown dijo...

Que desagradable pesadilla entonces, y para colmo iba leyendolo todo mientras tenia puesto un disco ambiental de fondo de Brian Eno que se llama "Music For Films", asi que imagínate como me he metido en el relato.

Que angustia tiene que dar tener una pesadilla así en serio..., menos mal que se queda solo en eso y luego uno despierta. Yo cuando tengo alguna la verdad es que lo vivo bastante y suele ser más de drama que de violencia y cosas así.

Nadia dijo...

Gracias, Luis!

Pues la verdad es que no sé si alegrarme de que te metieras tanto en el relato, tampoco quiero que ninguno de mis lectores lo pase mal.

Tienes razón en una cosa: en lo a gusto que se queda una cuando despierta y ve que está a salvo en su cama bajo el edredón :P

Un saludo!

Anónimo dijo...

Jajaja estaba con la duda si era verdad o una de tus musas y ya cuando has dicho que lo has tirado y le has clavado el cuchillo en la pierna... me he quedado sip ya ya celi :P. por cierto te tengo que pasar una cosa cuando te vea te lo cuento mas detenidamente.
1 besito muy fuerte
Gonzalo

Nadia dijo...

Jajaja Gonzalo, ya sé que me conecto poco... pero aún sigo viva!

Y si me hubiese pasado de verdad, si al tío se le cae el cuchillo, ten por seguro que se lo clavo en el primer sitio que pueda. Es lo que tiene el instinto de supervivencia :P

Además, no sé por qué te parece tan raro que le clave un cuchillo... lo que te debería de asombrar es que me lo cargue a taconazos xD.

Ahora me dejas en ascuas. A ver si un día de estos me lo puedes pasar.

Otro besote para ti.

San Paco dijo...

Hola, la función de un buen escritor es leer lo que los demás han escrito y en tu caso no iba a ser menos... te podría bautizar como "la escritora de la intriga", tienes la narrativa perfecta para mantener el estómago a la altura de la garganta de cualquier lector, me gusta tu forma de mantener el suspense. Siento no poder hacerte competencia, nuestros estilos de "literatura" son algo diferentes; sin duda serías una buena rival.
Gracias por haber parado tu mirada en mi humilde espacio en la Blogomedia y debo agradecer también tu comentario, tú también "eres la caña".
Quisiera que modificaras una cosa, ya sé que es nuestro primer contacto, pero es tan sólo una observación... ¿podrías poner el color de letra un poco más oscuro? ya sé qie parece una idiotez, sin embargo después de 24 horas delante de una pantalla la vista pasa factura. Te agredecería si solucionaras mi petición.
Gracias de nuevo por leerme.
Un saludo desde mi humilde rincón.

Nadia dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Nadia dijo...

¡Hola, Loco del rincón!

Muchas gracias por pasarte por aquí y por tus palabras.

No pretendía que compitiésemos, primero porque no soy competitiva y segundo, porque como tú bien dices, tenemos estilos muy diferentes. Corrijo, tienes estilo, yo no sigo un estilo determinado, sólo escribo mis paranoias, jeje. Pero me alegra que te gusten mis paranoias.

En cuanto a tu petición, ya lo he cambiado. Tienes razón, así se ve mucho mejor.

Un saludo!

Anónimo dijo...

wow, me ha encantado. Gracias por escribirlo y compartirlo. Tener pesadillas como la tuya hacen que a uno le entren ganas de ir a trabajar, jaja, pero leerlas es mucho más agradable ;).
Me ha gustado de forma especial que al principio tus tacones te estuvieran "matando", y al final fuera con ellos que le dejaras "tu huella" al atracador (en la pesadilla, claro). Ojalá la astucia femenina siempre gane la partida a los tíos así, y le deje una buena marca, cual estigma.

Tienes que ser una chica muy interesante.